Si una persona pide con vehemencia un deseo, para hacerse realidad, debe en un susurro, pedírselo a la mariposa.
Puesto que la mariposa no puede hacer ningún sonido, no puede revelar el deseo a cualquier persona sino sólo al gran espíritu que oye y considera a todos.
En gratitud de dar la libertad a la hermosa mariposa, el gran espíritu concede siempre el deseo.
Así pues, según leyenda, pidiendo un deseo y dando a la mariposa su libertad, el deseo será llevado los cielos y se le concederá.
Todos aquellos que tienen una mariposa han sido elegidos para concederles su deseo, son aquellos que están a punto de liberar las mariposas en la confianza que todos estos deseos serán concedidos.