En la sierra del Perú se cree mucho en los duendes, seres pequeños, semidesnudos y con el vientre abultado que lo utilizan y lo hacen sonar como si fuera un tambor.
Existe una leyenda que dice así:
Era una mujer que vivía cerca de un río donde todos los días, luego que su esposo se iba a trabajar, llevaba la ropa para lavarla. Los duendes que generalmente viven cerca de brazos de agua, la vio y se enamoró de ella.
Esperando que el esposo se fuera a trabajar, el duende convertido en un apuesto galán se acercaba y enamoraba a la señora. Un buen día le propuso que se fuera con él, pero ella se opuso rotundamente. Acto seguido el duende saco un pañuelo de su bolsillo y lo agitó tres veces, el río se secó y en el fondo se vio una puerta, que era la entrada de la casa del duende; este a la fuerza se llevó a la mujer.
Pasaron los días y la mujer se moría de tristeza de no ver a su querido esposo, además la comida que ella preparaba para el duende no sabía a nada pues no había sal en la casa. Un buen día cuando el duende salió de la casa ella notó que se había olvidado el pañuelo, enseguida lo agitó 3 veces y el río se seco y la puerta se abrió, pudiendo asi ella escapar.
Al llegar a su casa encontró un hombre viejo que le conto que hacía años que su esposa había desaparecido, ella se identificó con el hombre que era su esposo -en la casa del duende el tiempo casi no había pasado, pero afuera si- era por eso que el esposo había envejecido y ella no.
Ella le contó todo lo sucedido e idearon un plan. Al atardecer se vio venir al duende siempre convertido en un apuesto galán, hacia la casa llamándola. En cuanto estuvo cerca de la casa; el esposo -que ya había adivinado que era un duende y estos no resisten la sal- le empezó a echar montones de sal encima, el duende explotó desapareciendo para siempre.