Se ha comprobado que el espacio que ocupamos no pertenece solo a nuestro cuerpo, sino que las vibraciones que irradiamos producen un halo que permanece durante un determinado tiempo en el lugar que hemos ocupamos anteriormente.
Este hálito o halo se denomina aura. Aunque nuestros ojos no puedan percibirlo, nuestro cuerpo se encuentra completamente rodeado por este halo. Ya desde la época del renacimiento los pintores representaban a los santos con halos que rodeaban su cabeza. Todo ser humano posee su campo energético que si bien no lo vemos directamente, nuestros órganos de percepción captan esa energía ajena, esa aura de los otros, aunque nuestro nivel inconsciente no lo registra. Generalmente nos encontramos con personas que nos agradan o no, y justificamos esas sensaciones considerando que son simpáticas o antipáticas, tiene cara de buena persona, etc. En realidad es la percepción del aura ajena la que nos hace aceptar o no a las otras personas. Según quien emana esa energía, ésta puede ser equilibrada o desequilibrada. El aura refleja los desordenes físicos y psíquicos. Este campo de energía se irradia buscando otro campo de energía para armonizarse, los cristales con sus vibraciones positivas buscan equilibrar todas esas energías para lograr así, mejorar nuestra calidad de vida.
Ella ♫
-
Cierra tus ojos, voy a contarte algo que nunca te dije antes. Ella atrapó
mi corazón. ella es la dulce miel que me hizo... Sentir distino a los
demás. alg...
Hace 11 años