Ámbar: En realidad el ámbar no se trata de un cristal propiamente dicho, es en realidad el resultado del proceso de petrificación de los árboles de pino, realizado hace millones de años. Representa una piedra de gran interés para los arqueólogos, ya que en su interior se encuentran restos de naturaleza prehistórica, como pedazos semillas, de trozos de insectos, pétalos y otras partículas de la naturaleza. Su nombre proviene del vocablo griego elektrón. Arde con facilidad, emanando un olor agradable porque es en realidad, una resina fósil, electrizable.
El ámbar amarillo proviene de las costas del mar Báltico y su color se debe a las coníferas de la segunda era terciaria. Se considera que trae buena suerte. A lo largo de los siglos, en el continente africano se los ha utilizado para confeccionar adornos mágicos y en la actualidad en Níger están convencidos que tienen poderes sobrenaturales. En el Tibet se dice que el ámbar atrae vibraciones positivas y es considerado bienhechor.
El ámbar gris es el resultado de una acumulación intestinal del cachalote y se lo utiliza en perfumería. En meditación se utiliza el ámbar para eliminar al exterior todas las perturbaciones que se encuentran en nuestro organismo, ya que poseen más, una capacidad estabilizadora, que una vibración verdaderamente importante. Por esta capacidad estabilizadora se lo recomienda para usarlo con potenciales suicidas o con aquellas personas que se encuentren bajo estados de depresión intensa. Como tiene la capacidad de absorber las energías negativas no se recomienda utilizar trozos de ámbar sobre una zona enferma o dolorida. Revitalizan, mediante sus bellos reflejos dorados, las funciones de órganos internos como el bazo y el estómago. Su influencia será más intensa cuanto más anaranjado sea su reflejo. El ámbar no tiene nada de mágico, solo tiene la capacidad de interferir con las ondas electromagnética y gracias a esto actúa sobre el sistema endocrino del organismo. Lo rigen Saturno y Plutón, y se halla vinculado con los signos de Leo, Virgo y Capricornio.
Se utiliza, por su afinidad en el chakra garganta, el plexo solar y el chakra sacral.