Seguro que alguna vez pediste un deseo. En ese momento confiaste en que algún tipo de magia iba a hacer realidad lo que tenías en mente. Es probable también que no hayas hecho el seguimiento de lo que fue de ese pedido de magia lanzado al aire, pero te aseguro que tuvo efecto.
Por más escépticos que seamos, todos tenemos sueños, más o menos perseguidos y monitoreados por nosotros… pero sí muy tomados en cuenta por el Universo. Cada pensamiento que creamos y cada palabra que pronunciamos forma parte de nuestra constante expresión de lo que deseamos. Esta idea puede ser compleja para quien intente ponerla a prueba con miles de hipótesis o explicarla con unos cuantos ejemplos pero es muy sencilla en esencia.
Todas tus preocupaciones se hacen realidad si creés en ellas.
Todos tus sueños se hacen realidad si creés en ellos.
Todos tus miedos se hacen realidad si creés en ellos.
Todos tus deseos se hacen realidad si creés en ellos.
Todo esto sería industrial si no fuera porque la magia del Universo hace que sea mucho más divertido: cuando estamos pidiendo un deseo y nos concentramos en los medios, no en el fin, puede que no veas realizados esos medios, pero sin duda que el fin será lo que consigas.