El duende de Los Sueños:
Una madre estaba harta de que todos los sábados sus hijos se durmiesen tarde. El motivo era que el duende de los sueños
no
venía a cantarles una nana, como hacía todas las noches de los demás días de la semana. Por eso
decidió llamar al duende.
-Me es imposible -se disculpó el duendecillo-, Los sábados tengo mucho que hacer, pues el domingo es día
de fiesta y los duendes
tenemos que ordenar el mundo para que esté más bello. No sólo debo ir al campo para ver si el viento
ha quitado el polvo a
la hierba y a las flores. ¡Además tengo que subir al cielo . -¿ Para qué? -preguntó la madre.
-Para bajar las estrellas una
a una y darles brillo. -Eso no es cierto, las estrellas están fijas en el cielo -dijo la mujer. -¿Lo va a saber
usted mejor
que yo? -protestó el duendecillo. La madre estaba dispuesta a discutir el tema, pero vio a sus niños dormidos